Hombres de María, de Dios... Y de Curro...
Ahora entiendo porque se habla tan bien de este hombre. A día de hoy manda 10 pasos, de 7 cofradías, y a sus ordenes están unas 500 personas, de las casi 700 tarjetas de relevo que reparte, ya que muchos de ellos, repiten con él en varios pasos, y es normal que repitan. Un hombre de los que ves a lo lejos y dices, "Ese, es un señor...", de los saben tratar y saben mandar, de los que te contagian el amor por esto cuando caes en una de sus cuadrillas. Entiendo que la gente lo busque, que haya gente que año tras año, le pide sitio, y que como digo, muchos de esos costaleros, repitan día tras día en algunas de sus cuadrillas. La forma de mandar, de como decir las cosas, esa voz bronca, ese saber estar de una persona que sabe lo que hay que hacer.
Lo conocí hace unos años, de casualidad, mientras mandaba un paso junto a Antonio Santiago y a su hijo, en una Magna en Córdoba, el Santo Sepulcro, y tras una breve conversación con él, me quedó pendiente pedirle trabajo... Hace un año volví a verlo, el Miércoles Santo, y el "Perdón", que él mandaba, me enamoró... Por lo que este año me interesé en pedir hueco allí y aunque de un principio no lo había, que caprichoso fue el destino, que me lo dio a 10 días de Semana Santa... Y allí estuve, bajo el Señor del Perdón, para vivir algo nuevo, porque cada paso es un mundo... Algo también, digamos, distinto a lo que veo como costalero en mis otros días de Semana Santa, con ese constante caminar, largo y reposao, "Alargando el paso un poco más"... Algo muy bonito por las calles de Córdoba, en una cuadrilla con un ambiente de los mejores que he visto y he disfrutado bajo un paso... Pero sobre todo algo, de lo que aprendí, y eso, es lo que más me vale, aprender, aprender y disfrutar.
Cuando Luis Miguel Carrión Huertas "Curro", empezó como contraguía con 16 años, iba al frente de los pasos Francisco Pérez Cantillo, mandando la Virgen de la Candelaria y al Stmo. Cristo de Gracia (Esparraguero), el cual por temas laborales, tuvo que marcharse de Córdoba, dejando a Curro la responsabilidad de mandar las cuadrillas. Por su interés de aprender más y más, Curro marchó a Sevilla, donde entró como costalero bajo el palio del Dulce Nombre (La Bofetá), con Alejandro Ollero y bajo el palio de los Dolores (Penas de San Vicente), donde conoció a Manolo Santiago, su maestro. Actualmente también trabaja como costalero con Antonio Santiago, sacando algunas Glorias, entre ellas a la Asunción de Cantillana.
Hay muchos capataces, pero hay cosas que diferencian a los buenos de los mejores, y Curro, en uno de los mejores.
Ahora entiendo porque se habla también de este hombre. Hombres de María, de Dios... Y de Curro...
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