A la Cofradía de la Misión la vi por las calles de su barrio de Heliópolis. Conforme avanzaba en busca del paso de misterio, esta Hermandad solo saca un paso a la calle, me sorprendía cada vez más la bulla que se arremolinaba a su alrededor. Me agradó muy positivamente el ver tanta bulla de gente acompañando a esta Cofradía. Después tenía pensado ir a ver más Cofradías en la calle de este día de vísperas, pero esta Cofradía me atrapó. Lo primero que hice cuando vi la ocasión y el hueco, fue acercarme a Antonio Santiago, a su hijo y a Jesús para saludarlos y desearles una gran Semana Santa, a lo que Antonio me hizo un comentario de agradecimiento sobre un sms privado que le había mandando horas antes. Ya a partir de ahí, me quedé a su lado, para escucharlo de cerca, ver sus gestos y estar atento a su forma de mandar, que por suerte no es la primera vez que lo veo tan cerca, pero siempre intentaré que no sea la última. Disfruto mucho viéndolo y estando tan cerca siento siempre que estoy aprendiendo algo nuevo, porque sencillamente, es así.
Estuvimos hablando un buen rato, entre chicota y chicota y hubo un detalle que me marcó esta Semana Santa, que es insignificate, pero en una de las conversaciones le ofrecí un pistolín, y sin duda, lo cogió. Es una tontería, pero el gesto se me quedó grabado, ya que fue como entre dos amigos que están hablando y uno a otro le ofrece "un cigarro". Ya son 10 años conociéndonos y aunque no tenemos una gran amistad, a mi Antonio siempre me ha marcado desde la primera vez que hablé con el allá por el 2003 y a mi personalmente, me ha aportado mucho.
Cuando mi padre murió, a la primera persona que llamé fue a Isacio Ocaña y a la segunda fue a él, a Antonio Santiago, para pedirle que cuando fuera a la Macarena le pusiera dos velas por mi padre.
Antonio, para quien no lo conozcais personalmente, es persona, cofrade, medico, amigo, capataz, confesor, como ese director de instituto con el que te impone hablar y una vez lo haces no quieres que se acabe la conversación, una gran persona que sabe escuchar, que te da buenos consejos y que siempre te aporta algo constructivo con solo verlo.
Y se juntó todo... Un gran capataz, un buen equipo de auxiliares, un buen paso, una buena cuadrilla y una banda, que vaya banda... Cigarreras¡¡¡
Todo en uno y abarrotado de gente disfrutando muchísimo. Apenas se podía avanzar, pero se avanzaba como avanzan los pasos de Antonio y dando esas vueltas que rozan la perfección... Con el son perfecto, sin exagerar los movimientos y poco a poco revirando el paso con temple torero.
También tuve la suerte de cruzarme con varios amigos, como Ruben del Prendimiento de Linares, Jose "el chistera" de Baeza y Javi "el de la Espiga" de Sevilla. Aparte pude saludar también a Javier Prieto, que en esta ocasión iba de costalero y que normalmente va como auxiliar de Antonio Santiago, y conocí en una de las calles al capataz del Sagrado Decreto de Sevilla, Juan José Gómez.
Me hubiera gustado más estar bajo ese paso, pues ya son muchos los años que llevo pidiendo sitio en este paso, pero viví, oí, vi y disfrute de cosas que me aportaron mucho, para saber un poco más dentro de este mundo cofrade.
Y para terminar una gran tarde y este gran momento vivido, sonó... "Ave María" de Caccini.
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