¿Estás de
acuerdo en que las cofradías pongan límite de edad a las cuadrillas?
Yo opino que en su día, tenemos que mantener los conceptos de los veteranos, no las formas, porque entiendo que ahora mismo no serían las adecuadas, pero si los conceptos. Los conceptos, es que en una cuadrilla manda el capataz que es el referente y el capataz es el que tiene la potestad y la decisión para hacer este tipo de cosas. Esas decisiones de hecho no se hacen, para ir en contra de nada, ¿No? Entiendo yo que una hermandad no dice, por ejemplo, “oye, vamos a poner un límite para que las personas mayores de 45 años no puedan salir”, si no, porque quieren darle sitio a la gente joven, entonces es una reflexión un poquito más amplia… El por qué las cuadrillas no se renuevan, porque la gente no se va… Pero si tú me estás preguntando concretamente por decisiones en torno a la cuadrilla, esas decisiones las debe tomar el capataz. Que tengamos que tener una discusión o hacer una reflexión común, de todo el mundo, los costaleros, los capataces, las hermandades, de como manejamos o como no tenemos que ser, entre comillas, “egoistas”, y dejar paso a más gente, bueno, pues esa discusión existe o debe de existir, pero al final no se tiene que hacer ese tipo de imposición, si no, hacer esta reflexión a las cuadrillas y decirle desde la hermandad, “por favor, que hay mucha gente joven que quiere entrar, que hay mucha gente joven que lleva 7, 8, 10 años buscando un sitio y que si ustedes no se van, ellos no pueden entrar.” Yo soy más partidario de ese tipo de reflexiones y ese tipo de diálogos, pero no de imposición. La única persona que tiene que imponer algo a una cuadrilla, es su capataz, nadie más.
¿Entonces estás
de acuerdo en que las cofradías no deberían de imponer
esas reglas?
Claro, yo lo que abro es un foro de debate dentro de la hermandad para que se hable de este tipo de cosas, pero el único que puede imponer a una cuadrilla, es su capataz, si, el único que podría decir “oye, mira, hasta los 25 años o hasta los 30, es el propio capataz”. No digo que no se abra el debate y que se hable y se conciencie, yo soy partidario del diálogo en ese aspecto y que estoy de acuerdo en que las cuadrillas están tapando el sitio a mucha gente joven, pero que creo que ese tipo de discusión tiene que tener un foro abierto, no unas decisiones cerradas, porque los únicos que entiendo que deben de mandar sobre sus cuadrillas son los responsables, en este caso el capataz.
Y si la hermandad viera que dos cuadrillas no son suficientes para abarcar la demanda que hay, ¿Qué opinas de que fueran 3 cuadrillas en vez de 2?
Es un diálogo que tiene que tener su capataz con la hermandad
¿Pero lo verías bien? ¿En vez de llevar 4 cuadrillas la cofradía, que llevara 6?
Ahora mismo no es
necesario, los pasos se pasean con dos cuadrillas sobradamente.
Si, pero hay mucho aspirante…
Si, también hay mucha gente romántica que dice que dos cuadrillas son mucha gente, que antes los pasos se paseaban… O que el costalero se sentía más costalero con menos gente. Ya hemos hecho un esfuerzo, si, tú estás partiendo de que hay dos cuadrillas, pero es que partimos de que antes no había dos cuadrillas, por tanto ya hemos dado un paso hacia delante, teniendo dos cuadrillas, tres cuadrillas, es excesivo, que sea para un acontecimiento, una efeméride… Pero en el día a día, sería un poco excesivo tener tres cuadrillas
¿Qué opinas del costalero que se mueve por afición?
El costalero que se mueve por afición, yo entiendo, que también tiene que tener un componente devocional, un componente de compañerismo, un componente… Es decir, el costalero que solo se mueve por afición pues… Me parece fantástico, pero el respeto nunca se puede perder, entonces, si el costalero que tú me estás comentando que se mueve por afición tiene la capacidad y el respeto a, lógicamente, los que van arriba, los titulares y a los compañeros que tienen esa devoción, pues yo no veo ningún tipo de inconveniente, pero te digo que, cuando el costalero lo hace de esa manera, difícilmente vas a diferenciar tú del costalero que lo hace por afición y por devoción, es decir, yo no soy capaz de poner encima de la mesa quien va por afición y quien va por devoción en las cofradías nuestras.
¿Pero vale más el que va por devoción que el que va por afición?
El costalero para el capataz le vale todo el mundo igual, el tema está en que nosotros trabajemos con el costalero, que es un concepto que se ha olvidado mucho últimamente. Nosotros no huimos de un costalero que venga nuevo, un costalero que empiece, porque es una de nuestras misiones, enseñar, formar e integrar a un costalero nuevo en este mundo y para nosotros es maravilloso
¿Qué es lo más importante que tiene que tener el costalero bajo el paso?
Buenas piernas. Físicamente buenas piernas y después como actitud, una actitud de compañerismo, de hermandad, fundamental, si el costalero, nunca mejor dicho, no tiene hermandad, no sirve. El costalero se tiene que sentir orgulloso, se tiene que sentir presumido, se tiene que sentir costalero, pero desde la humildad desde las trabajaderas, por lo tanto, a partir de ahí, de lo que salga de los pasos hacia fuera, es un grupo y nadie de la gente que está mirando a una imagen se va a fijar absolutamente en nadie, nadie es protagonista aquí, solo, los que están arriba, por lo tanto el costalero tiene que trabajar desde la humildad, que tiene que prepararse, querer ser buen costalero, eso es fundamental, pero se tiene que quedar ahí, en el anonimato.
Cuando ves a
una cofradía, ves su cuadrilla y te das cuenta de que no cuidan
su técnica y sus ropas, ¿Cómo te sientes, que te pasa por
la cabeza, que opinas?
A la gente que nos gusta este mundo tenemos un defecto, que siempre lo vemos como un prisma, yo de hecho intento cuando voy a ver cofradías, disfrutar, disfrutar de la cofradía e intentar quitarme el pensamiento del capataz, que es muy difícil, pero intento disfrutar como si fuera una persona más que está disfrutando de esa imagen, de los que le rodea, de la belleza de la música, de la belleza de los olores, del silencio… Lo único que pasa es que al final, me sale mi pena y si veo que hay cosas que no se hacen como creemos nosotros que se deben de hacer, pues me chocan, pero lo importante es buscar el por qué. El por qué, te puede ayudar y puedes aprender. Cuestionarte un poco lo que hacen los demás, no que lo hagan bien o mal, si no, que lo hagan distinto, es importante porque te ayuda y te sirve de aprendizaje, pero a mí me gusta disfrutar las cofradías, pero insisto, en que a mí me cuesta quitarme mi corbata negra, pero me gusta disfrutar como persona que está viendo una procesión por las calles de Sevilla.
¿Se lleva todo el año la corbata?
Precisamente yo solo me pongo corbata siete días al año, muy pocas veces al año me la pongo
Si, ¿Pero la actitud del capataz va dentro de la persona en el día
a día?
En el mundo laboral, en el mundo del día a día, no. Yo entiendo que uno es capataz o se siente capataz puramente durante esos días, puramente cuando se pone su corbata negra y después tiene que ser una persona normal y corriente y ya está, lo que pasa es que si hablamos de cofradías o si ves cofradías, pues evidentemente, es difícil despegarse de tus conocimientos, porque tus conocimientos lo que hacen es llevarte a poder opinar y decir lo que te gusta, es difícil, pero bueno, en el día a día hay que ser una persona normal.
Hablando del tema este de la técnica, ¿Qué le dirías a un capataz que ves que no cuida ese tema?
Bueno, le diría lo mismo que me digo a mí mismo, que hay que estar siempre en formación y siempre aprendiendo. El secreto de cualquier capataz, que partimos de que tiene que igualar bien a una cuadrilla, por lo tanto igualar es repartir el peso de la forma más homogénea posible, esa es la base, si tú eres capaz de hacer un reparto lo más equitativo, los pasos pesan menos, por lo tanto el triunfo va a ser más hacía ti o más hacia la cuadrilla, a lo que tú quieres conseguir, entonces si para ese reparto homogéneo tenemos que soportar ese peso a través de una ropa que es el costal y esa ropa no termina de igualar o de transmitir la igualá que tú has hecho de una forma minuciosa, por la séptima vertebra cervical, resulta que todo eso te lo parte la ropa, pues es lo mismo, para que la gente lo entienda más fácil… Si después de igualar toda la gente se cambia de zapatos, es el ejemplo más claro, si todos se cambian de zapatos, entonces no sirve de nada lo que has hecho… Pues si todo el mundo no lleva la ropa en el mismo sitio o de la misma forma, pues estamos cambiando toda la igualá, todo el trabajo que tú has hecho previamente.
No sé si tú has estado en la situación, pero ¿Crees que el capataz levanta la mano por miedo a perder gente? En el sentido de… “Es que si soy tan estricto…”
Bueno, vamos a ver, yo ahora mismo vengo de o tengo la suerte de sacar las cofradías con la familia Santiago y antes te he dicho que llevo 30 años, por tanto tengo un periodo anterior a Antonio y a la familia Santiago. Ese periodo lo he vivido en Huelva donde, por ejemplo, la cuadrilla que yo te he comentado que sacaba , pues un paso que calzaba 30 hombres, salí el primer año con 33. Desde el primer momento tienes que tener un criterio, tengas uno, dos, veinte costaleros o doscientos costaleros, es decir, el criterio lo tienes que tener, ahora, que no es fácil cuando no tienes costaleros aplicar esos criterios, es evidente, pero de primera mano si tienes que tener una línea donde llegar, llegará o no llegará, pero si tienes que tener claro de que tu objetivo es ese y eso no te tiene que encasillar en lo que decidan tus propios costaleros, es decir, el que tiene que mandar es el capataz y ahora, te hablo hacia la hermandad. La hermandad tendrá que llamar o tendrá que poner delante del paso, porque entiende que los criterios que ese capataz tiene, que los tiene muy claros, que son los que quieren y si eso ocurre, es posible que tenga una línea de costaleros, pero de nada te sirve tener muchos costaleros, si cuando vayas a la hermandad, no entiende tu forma de hacer las cosas. Al final eso va a ser un error, es decir, lo que tienen que hacer, entiendo yo, es que las hermandades tienen que tener muy claro que ese capataz es el adecuado para la cofradía, tenga uno, dos o doscientos costaleros, porque si no, más tarde o más temprano ese experimento no va a ir bien, porque si tú metes un capataz con una línea de trabajo, por eso te digo que la línea tiene que ser muy clara, en una cofradía que no tiene esa línea de trabajo o esa línea de hacer las cosas, se están equivocando. Vamos a poner un ejemplo muy claro, si tú metes un capataz que mueve a doscientas personas en cofradías que no llevan bandas de música, pues no le vas a poner a tu cofradía banda de música para que ese capataz encaje. Tendrás que buscar un capataz que tenga una línea más de cofradías de silencio, es decir, lo que no puede haber una “desintonía” entre el capataz y la cofradía, en la forma de elegir a la persona más adecuada para la cofradía, independientemente, del número de personas que tenga.
¿Crees que eso pasa? ¿De que la cofradía se amolde?
Claro, pasa y al final dura dos años o tres años, empiezan los problemas entre la cuadrilla, el capataz, la cofradía y termina malamente siempre.
Pero lo que te iba a preguntar, ¿Crees que la cofradía se amolda para tener más costaleros?
Si, si, si, pero te digo que siempre acaban mal, esas cosas siempre acaban mal, porque es agua y aceite, nunca mezclaran, es decir, estarán juntos durante un tiempo, pero jamás se mezclaran, entonces más vale buscar a un capataz que sea acorde con la línea que quiere la cofradía, porque así poco a poco el esfuerzo será hacia adelante, que esto no es como empieza, si no como acaba y evidentemente todas las cuadrillas empiezan por tener poca gente y si tú eres capaz de hacer las cosas bien, tanto el capataz como la hermandad, todo en conjunto, pues poco a poco irá evolucionando hacia un buen puerto.
¿Qué otros capataces de Sevilla te gustan?
Yo aprendo de todos los capataces de Sevilla… Yo tengo momentos muy bonitos, por ejemplo, con Alberto Gallardo cuando le dio la alternativa a Antonio, el niño, delante del palio de la Aurora. Creo que Alberto Gallardo es alguien que tenía unas cualidades como capataz que son muy aprovechables. Si nombramos a los capataces propios de la Hermandad de la Macarena, Miguel Loreto fue capaz de hacerse un icono delante de ese paso y cuantos capataces no quisieran hacerse un icono delante de él… Prácticamente Miguel Loreto era alguien más de esa Madrugá. El propio Luis León con su carácter y su capacidad… Entonces, yo intento aprender de todos los capataces que veo, porque de todos voy a sacar cosas, que no significa que esté de acuerdo con ellos, pero entiendo que a todos los capataces se les puede sacar algo. Mi referente es la familia Santiago, Manolo Santiago, es donde yo aprendí, donde yo he vivido y donde yo quiero seguir sacándole. Afortunadamente yo tengo muchísimas cosas que aprender de Antonio y de su hijo, esos son mis referentes, pero de los demás capataces, yo aprende de todos siempre.
¿Qué les cuentas a tus hijos sobre este mundo?
Yo tengo tres, uno que tiene 18 años que está en Londres, que ya le cuento poco. El otro de vez en cuando hace cositas, algún pinito y ahora tengo mi hija con 6 años a la que le cuento la historia de los costaleros como yo le digo. Yo les hablo de la vida humana de este mundo, de mis amigos los costaleros, de como quiero yo a la Virgen, de como me pongo delante de Ella, de como le miro a los ojos, de cosas que me pasan, yo les hablo de la parte humana, yo no les hablo de otras cosas, entonces para mí en vez de contarle un cuento, pues le cuento el cuento de mis amigos los costaleros, de las cosas que me pasan a mí.
Y por ultimo, ¿Qué le dirías a alguien que no cree en Dios, pero necesita llenarse de esperanza?
Hombre, que se ponga delante de la Virgen una Madrugá, y yo no te voy a decir que en ese momento crea en Dios, pero si estoy seguro de que va a escuchar la palabra de la Madre de Dios.
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