Primera salida de la Virgen de la O
Sevilla.
La Semana Santa de 1937, finalizada la Guerra Civil en Sevilla, llegó cargada de estampas inéditas e improvisaciones, lo que la convierte en la más novedosa de todo el siglo XX. El Domingo de Ramos cayó muy alto en el calendario: el 21 de marzo. Todavía estaban muy recientes los asaltos e incendios ocurridos meses antes. Fue una Semana Santa de notables ausencias por la pérdida de imágenes acontecida en julio de 1936. Las cofradías de la Hiniesta y San Bernardo no pudieron efectuar su salida procesional al perder a sus titulares, pero prestaron sus pasos a otras cuyos enseres habían sido destruidos. También fue una Semana Santa de estreno de imágenes, como la Virgen de la O, la de Gracia y Esperanza, o la de las Angustias. Otras cofradías, como la Cena o la Mortaja tuvieron que abandonar las sedes canónicas que habían mantenido durante siglos para no volver nunca. En 2012 se han cumplido 75 años de aquella Semana Santa inédita.
Tras la sublevación militar del 18 de julio de 1936, fueron incendiadas, saqueadas y expoliadas un buen número de iglesias, en la que puede ser considerada la mayor destrucción del patrimonio histórico y artístico de Sevilla en el pasado siglo. Las diez cofradías damnificadas por los sucesos, la Sagrada Cena, la Hiniesta, San Roque, la Amargura, San Bernardo, Montesión, la Macarena, los Gitanos, la O y la Sagrada Mortaja, ante el negro panorama mantuvieron en febrero una reunión con Gonzalo Garrido, delegado de Festejos del Ayuntamiento; y Manuel Bermudo, concejal del Consistorio hispalense, para ver las posibilidades que tenían de salir en Semana Santa, según recoge el investigador Juan Pedro Recio en su libro Las cofradías de Sevilla en la II República (Abec Editores). "Se puso de manifiesto que no saldrían San Bernardo, Montesión y los Gitanos por imposibilidad material. Posteriormente, la realidad resultó bien distinta. Fueron la Hiniesta y San Bernardo las que no pudieron realizar la estación de penitencia".
La Hermandad de San Julián no pudo efectuar su salida procesional al haber perdido su segunda Dolorosa, la primera realizada por Castillo Lastrucci, y no tener Cristo. San Bernardo también había perdido sus dos titulares en el saqueo de la parroquia. "El Domingo de Ramos celebró función ante dos cuadros de los titulares desaparecidos meses atrás". Esta circunstancia hizo que el paso del Señor de la Salud se cediera a la Amargura para que pudiera procesionar la imagen del Señor del Silencio, en una imagen que nunca se ha vuelto a repetir. La Virgen de la Amargura, que también perdió su paso, salió el Domingo de Ramos en unas andas improvisadas con parte de la candelería y ocho varales de la Carretería, cuya Dolorosa no procesionó hasta 1940 por encontrarse sus enseres en muy mal estado. El paso se completó con unas pequeñas jarras que prestó San Bernardo, mientras que la cruz de guía fue cedida por el Gran Poder.
Tras la sublevación militar del 18 de julio de 1936, fueron incendiadas, saqueadas y expoliadas un buen número de iglesias, en la que puede ser considerada la mayor destrucción del patrimonio histórico y artístico de Sevilla en el pasado siglo. Las diez cofradías damnificadas por los sucesos, la Sagrada Cena, la Hiniesta, San Roque, la Amargura, San Bernardo, Montesión, la Macarena, los Gitanos, la O y la Sagrada Mortaja, ante el negro panorama mantuvieron en febrero una reunión con Gonzalo Garrido, delegado de Festejos del Ayuntamiento; y Manuel Bermudo, concejal del Consistorio hispalense, para ver las posibilidades que tenían de salir en Semana Santa, según recoge el investigador Juan Pedro Recio en su libro Las cofradías de Sevilla en la II República (Abec Editores). "Se puso de manifiesto que no saldrían San Bernardo, Montesión y los Gitanos por imposibilidad material. Posteriormente, la realidad resultó bien distinta. Fueron la Hiniesta y San Bernardo las que no pudieron realizar la estación de penitencia".
La Hermandad de San Julián no pudo efectuar su salida procesional al haber perdido su segunda Dolorosa, la primera realizada por Castillo Lastrucci, y no tener Cristo. San Bernardo también había perdido sus dos titulares en el saqueo de la parroquia. "El Domingo de Ramos celebró función ante dos cuadros de los titulares desaparecidos meses atrás". Esta circunstancia hizo que el paso del Señor de la Salud se cediera a la Amargura para que pudiera procesionar la imagen del Señor del Silencio, en una imagen que nunca se ha vuelto a repetir. La Virgen de la Amargura, que también perdió su paso, salió el Domingo de Ramos en unas andas improvisadas con parte de la candelería y ocho varales de la Carretería, cuya Dolorosa no procesionó hasta 1940 por encontrarse sus enseres en muy mal estado. El paso se completó con unas pequeñas jarras que prestó San Bernardo, mientras que la cruz de guía fue cedida por el Gran Poder.
La Virgen de las Angustias de los Gitanos
bajo el antiguo palio del Baratillo.
El Domingo de Ramos tampoco pudo salir el misterio de la Cena por haber perdido su apostolado. El Señor de la Humildad y Paciencia tuvo que procesionar en el paso cedido por los Escolapios. La lluvia caída en la primera jornada penitencial hizo que el Amor procesionara el Lunes Santo. La otra novedad de esta cofradía fue que la Virgen del Socorro iba acompañada en su paso por San Juan, "circunstancia que únicamente se repitió en 1938", relata Juan Pedro Recio. Con motivo de la situación que vivía el país, las Aguas, que estrenó el Ángel, acordó "suprimir el acompañamiento musical y eliminar de la estación de penitencia toda ostentación".
La Hermandad de San Roque también ofreció una imagen peculiar. Primero porque salió el Martes Santo y, en segundo lugar, por el estreno de la Dolorosa de Vergara Herrera que sólo saldría hasta 1938. La cofradía desfiló con un único paso, el del Nazareno, en el que iba la Virgen vestida de hebrea ante una cruz. "José Percio, vestidor de la Esperanza de Triana, arregló a la Virgen con ropas de la Dolorosa de San Jacinto".
Otra hermandad que sólo pudo salir con un paso fue la del Baratillo, que lo hizo con la Piedad. "Aunque esta Dolorosa ya había sido restaurada, la falta de recursos económicos les impedía sacar su paso de palio". Debido a este hecho, el paso fue cedido a los Gitanos para que saliera la Virgen de las Angustias por primera vez. La Hermandad de Montesión, que había sufrido la pérdida de sus dos pasos y numerosos enseres, pudo salir el Jueves Santo gracias a la solidaridad de la Hiniesta, que prestó sus dos pasos. El Señor lució una túnica del Gran Poder. La Hiniesta también prestó las túnicas para los nazarenos del Cristo.
En la Madrugada, la Macarena salió por primera vez desde la Anunciación, donde permaneció varios años. Los Gitanos efectuó su estación de penitencia desde Santa Catalina sólo con el paso de palio, en el que supuso el estreno de la Dolorosa de Fernández Andes.
El Viernes Santo tampoco se libró de las novedades. La O pudo hacer estación con sus dos pasos: el Nazareno pudo ser restaurado antes de la Semana Santa, mientras que la Dolorosa tallada por Castillo Lastrucci salió por primera vez. La Sagrada Mortaja estrenó, tras varios siglos en Santa Marina, su nueva sede canónica: el antiguo convento de la Paz en la calle Bustos Tavera.
En los años siguientes, las hermandades de Sevilla fueron recomponiendo su estética. Comenzó una etapa de estrenos. Muchas cofradías pudieron volver a sus sedes canónicas, restauradas tras los saqueos. Poco a poco, las cofradías fueron retornando a la tranquilidad y a la estabilidad.
FUENTE: Diario de Sevilla
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