Hasta en las mejores familias siempre hay alguien que se hace destacar, aunque cuando es para mal pues se hace notar más su presencia. Una pena, pero es así y en esto de las cofradías, pues pasa igual. Es normal que en colectivos grandes como las cuadrillas de costaleros haya a veces discusiones entre sus componentes o no todos comulguen con las mismas personas y esos detalles, pues son comprensibles y se pueden dejar pasar, pero lo que no se puede permitir bajo un paso es la falta de respeto constante hacia otros, rompiendo como es lógico el buen ambiente que se debe respirar entre costaleros, compañeros, cofrades y en muchos casos amigos.
Un problema que se debería de solucionar antes de que fuera a más, pero a veces no es así y las personas que deberían cortarlo de raíz, no actúan y ponen en entredicho la buena armonía de la cuadrilla.
A veces son problemas internos que desde fuera no se ven, pero otras no y cuando estos incidentes ocurren en medio de un ensayo en plena calle, los comentarios se extienden y corren de boca en boca, lo que a la cuadrilla, a veces ejemplar, no le hace ningún favor, por ello las actitudes problemáticas o conflictivas de algunos hay que cortarlas y ponerle solución.
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