Hoy me quedé con las ganas, porque el trabajo no me lo permitió, por eso me quedé con las ganas de echar un buen rato con mis compañeros o mejor dicho, con mis amigos, de echar un buen rato de ensayo, en la cuadrilla de costaleros del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de Linares, “Los Estudiantes”, con una cuadrilla, QUE VAYA CUADRILLA¡ Creo que ningún torero diría que no a una cuadrilla como esta, y saben ustedes por qué? Porque se han juntado ahí un grupo de personas, de compañeros, de amigos, de costaleros, de artistas¡ Que rebosan ilusión, sobre todo eso, ilusión.
Ilusión por hacer las cosas bien, por trabajar bien, por derecho, con las ropas tan bien puestas, que ni los maniquís del Zara… Y no estoy exagerando, de verdad que no, porque hay muchas ganas, muchísimas, de hacerlo bien, de disfrutar, de llevar a Cristo como solo Él merece, porque, y también lo tengo que decir, vaya Cristo, vaya maravilla.
Pero hay que ser humildes, claro que si y lo somos, aunque a veces se pueda ser algo chulesco y nos pueda el orgullo, pero hay que ser humildes, aparte de todos los elogios que pueda hablar yo de ellos o que de nosotros puedan decir, y digo nosotros, porque yo soy uno de ellos, pero aparte de humildes, también hay que ser realistas y hay que reconocer que en muy poco tiempo se ha juntado una cuadrilla, que sin haber salido a la calle aún, porque el año pasado no se salió por culpa del tiempo, todos los comentarios de la gente o de la gran mayoría, son de elogio.
Hoy alguien me dijo que las ropas de muchas de las cuadrillas de Linares dejan mucho que desear, diciéndole “que si, que yo diría que solo una cuadrilla se pone bien la ropa en su mayoría”, y me dijo, “no, hay dos, Prendimiento y Estudiantes”, y le conteste “no, a nosotros no nos cuentes porque aún no hemos salido a la calle y es como que no vale”, pero que pienso y por eso lo dejo escrito, que sin haber salido aún a la calle, es un orgullo, un orgullo enorme para un costalero que forme parte de esa cuadrilla, la de “Los Estudiantes”, que con poco más de un año de vida, se hable tan bien de ella.
Solo falta demostrar, aunque no tenemos que demostrar nada, como dijo Agustín López Marjalizo, nuestro capataz, que no hay que demostrar nada, pero para nosotros mismos creo que tenemos la obligación, la pura, verdadera y sincera obligación de hacerlo bien, porque queremos, podemos y debemos, porque si algo somos, es, costaleros.
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